Y… Continuamos con las reflexiones para #MujeresEnLaIglesia
Es la mujer la que permite y permanece en estado de quietud a la espera de una vida distinta a la de ella misma, así es reflejo también en la Iglesia que su cuerpo se transforma para permitir la vida en su interior y que después de un tiempo la vida se realiza en su exterior.
Es con la mujer que podemos comprender la capacidad de espera y la flexibilidad temporal ante la vida y su lealtad incluso en épocas con adversidades.
Podemos caminar por momentos donde se den platicas, reuniones e incluso sínodos que si bien el varón no reconoce la perspectiva femenina de la mujer de nada va a valer los esfuerzos.
Es también el esquema contrario donde la mujer al momento de ser reconocida no lo hace en el mismo nivel al varón todo cae y esta visión y perspectiva atentaría contra la misma naturaleza femenina, que es reconocer la belleza desde si misma como imagen de Dios Creador hasta en aquel varón que sin afectar su rol le complementa.
Es la inclusión de la mujer en la Iglesia posible si se reconoce como decía Juan Panlo II que el hombre se hace más hombre en la mujer y la mujer se hace más mujer en el hombre… Es solo cuando un reconoce los dones de la otra o del otro ser humano cuando se logra una inclusión de todo el ser y no solo mutilando parte de su ser.
¿Cómo encontrar esta perspectiva en nuestro día a día y no solo dentro de una Institución sino en nuestra propia vida?
¿Haz notado que ese hombre al que llamas tu pareja se expresa distinto y además pone su atención en cosas totalmente diversas a lo que tú le pones atención? Pues bien esa es parte de la complementariedad entre el varón y la mujer, ellos ven directo sin tropiezos, hacia adelante y la mujer en cambio digamos que vamos “por las periferias”, damos vueltas o miramos hacia los lados antes de continuar hacia adelante. ¿Lo notas?
Con una visión recta y añadiendo las periferias se tiene una visión más amplia para tomar una decisión o para educar a los hijos; digamos que toma de todos lados información y no pierde el objetivo.
De otra manera… Una mujer se prepara para un evento, una comida con amigos por ejemplo… Lo prepara con más tiempo, elige los invitados, valora y pone en cuestionamiento lo que va a servir de alimentos, como va a colocar la mesa, podríamos exagerar y hasta llega a pensar que platicas se van a dar entre los asistentes y ¿el varón? Él solo llama a los asistentes, manda traer lo que van a comer y listo entra en acción pronto… ¿Y la mujer? ¡Ah! Estaba pensando cómo se iba a vestir…
Son complementos… ¿Imaginas una comida que requiera una eterna planificación y que no se llegue a la acción? En un evento el varón suele enfocarse en las acciones con prontitud y la mujer calcula los riesgos para evitarlos, los tropiezos son menos fuertes digámoslo así, escuchan más con la intuición, el la unión de mente y corazón… Dejar fuera a uno, cuando se va a decidir sobre cómo vivir es decirle “no te valoro y poco importas” y con estas actitudes no se avanza ni recto ni por las periferia. Incluir es por lo menos preguntar y permitir la perspectiva de ambos para acuerdos bidireccionales donde cada quien de su mejor versión.
Pero volvamos con lo que iniciamos hace 5 semanas… ¿Seremos capaces de ceder terrenos impuestos y disponerlos para que cada uno, varón y mujer, muestren su capacidad de donación, su capacidad de servir y de amar como muchos en la historia nos han enseñado sin competir sino desde su individualidad con la que hemos sido creados?
Como son la tierra al árbol uno sin el otro no encuentran uno su utilidad y la otra su capacidad…
¿Seremos capaces de comprender lo que es que el varón hace más mujer a la mujer y la mujer hace más varón al varón en todas sus dimensiones como seres humanos?
Si bien no hay futuro sin mujeres, tampoco lo hay sin los varones. Encontremos la complementariedad para continuar… Como decía Santa Teresa de Calcuta, “yo hago lo que ud. no puede y ud.hace lo que yo no puedo” aunque por aquello de las transformaciones, quizá cambiar el poder por el querer nos abre camino a la voluntad.
Por hoy… que tengas un día lleno de “despertares”
como cada día lo es al amanecer.
Karla Maldonado C.