La violencia, el agredir a otra persona, es la manera que encuentra quien lo hace de expresar lo que quiere; si bien no es una manera adecuada porque puede dañar a otras personas, lo hacen porque pierden el sentido o no conocen otra forma de expresión distinta.
La violencia deja de ser satisfactoria para el agresor o agresora, cuando deja de lograr objetivos para la persona que así se expresa, es decir que si la persona que está agrediendo deja de tener a quien o porque agredir, sus acciones van a disminuir por no tener una satisfacción o en quien desfogar lo que sienten.
La violencia en una relación de pareja es de dos formas:
a) activa:
palabras que dañan o golpes físicos
b) invisible:
falta de aprecio, crítica, desinterés, desamor
Una agresión responde a la otra, es como un círculo del cual no se dan cuenta que están en él, como un ratón en su rueda, corre y corre sin darse cuenta que lo que le cansa es que está corriendo, así es en la relación de pareja la agresividad, un círculo del cual hay que salirse para no ser lastimadas o lastimar y que a veces no nos damos cuenta que estamos en esa rueda.
La violencia se aprende, cuando fuimos niños en casa “mamá soportaba los golpes de papá por amor” o “papá aguantaba los gritos de mamá porque así es ella”, “mamá corría a hacer todo desde muy temprano sin recibir un gracias por tu labor sino desprecios por que no estaba al gusto de todos”, “cuando papá llevaba dinero a casa y no era suficiente o no alcanzaba para nada” o también escuchamos cómo a la abuela “se la robó el abuelo, la embarazó y si se quedó con él porque así le tocaba vivir” entonces así es como aprendieron, tú o tu pareja, que los adultos se comunicaban y que esa era la forma en que se vive y se “ama”, y se repite la historia, incluso sin saber ni darse cuenta que al hacerlo así se agreden a sí mismos(as).
Salir de la rueda de desamor, donde hay agresiones físicas o de actitudes y palabras que dañan, es posible si detectas e identificas qué es lo que hace que esas conductas se produzcan y elijas cambiar a la rueda del amor.
No tienes porqué aguantar o soportar malos tratos o ser víctima de un mal aprendizaje del amor tuyo o de tu pareja.
Tampoco tienes que hacer lo mismo que hace tu pareja para sentir que te defiendes, o hacerle sentir lo que tú sientes.
Puedes elegir con qué rueda quieres vivir, una rueda que avance hacia adelante cómo es la rueda del amor o una rueda de desamor que se expande de forma desproporcionada y sigue causando dolor a ti y a tu pareja e incluso a sus hijos si tienen.
Fíjate bien en las dos ruedas, cada una tiene aspectos distintos que tú puedes elegir hacer.
Elegir la rueda del amor, quizá no va a cambiar a tu pareja pero si va a cambiar la manera en que tú te aprecies, te aceptes y te hagas cargo de lo que tú quieres para tu vida y eso va a provocar muy probable que logres transformar que tu pareja quiera lo mismo.
De corazón a corazón,
Karla Maldonado C.
psssttttt. Y ya sabes, que si crees que a alguien más le puede beneficiar, ¡compártelo! Y hagamos de estos momentos sean mejor de lo que pensábamos.
Una persona agresiva, necesita de alguien a quien agredir, si no la encuentra y lo que encuentra es a una persona que comprende que está sufriendo, que no encuentra otra forma de expresar lo que siente y le da la oportunidad de desconectarse de sus miedos y conectarse con sus cualidades y el amor que puede aprender cada día va a ir disminuyendo la agresividad hacia quien no la recibe.
Es como un regalo, si tú aceptas el regalo y lo tomas, va a ser tuyo y no será más de la persona que te lo dio, pero si no le aceptas el regalo, seguirá siendo suyo; así es también con los insultos o agresiones de palabras, si no las crees no serán tuyas y seguirán solo en el corazón de quien las dice y hace.
Hoy tienes la opción de elegir seguir en la rueda del desamor como lo hacen los ratones o salir de ella y aprender a través de practicar la rueda del amor:
Aprecia las cualidades tuyas y de tu pareja.
Acepta quien eres hoy y que puedes aprender nuevas formas de expresarte y que tu pareja lo hace como sabe.
Hacerse cargo es tomar tu vida en tus manos y dejar de culparte o a los demás y comenzar a aprender nuevas formas de amar.
Perdonarte que no cumples las expectativas o que tu pareja no lo hace y reconocer que puedes practicar para lograr amar a tu manera y no como lo aprendiste en el pasado.
También puedes continuar culpando y esperando que tu pareja sea quien cambie, alejarte de esa persona pero si no te cambias de rueda, el dolor y daño lo vas a seguir prolongando.
¿Hasta cuándo o qué necesitas para elegir aprender a amar sin exponerte al maltrato de tu corazón?