Cuando se aleja… Algo se rompe

Esta vez, Marisa y Luis, la pareja que me ayuda a contarte una situación en la que muchas parejas en ocasiones nos hemos visto involucradas.

Resulta que Marisa, una mujer que se dedica en cuerpo y alma a vivir por y para crear un ambiente donde todos “se amen en casa” y Luis, su esposo, se dedica a ser el proveedor general de casa; ¡ah claro! Marisa entre sus actividades vende por aquí y por allá para sacar lo que Luis no trae y “se necesita”, bueno resulta que en teoría ambos están esforzándose por sacar adelante a su familia.

Ahora en estos tiempos, resulta que Marisa y Luis ya convivido más de lo que estaban ya acostumbrados a convivir, y por si fuera poco eso, atraviesas igual que muchos, momentos de incertidumbre, miedo y tristeza de haber perdido su libertad de elegir dónde estar, porque por aquello de la “Pandemia del dichoso bicho” resulta que no se puede salir de casa.

¡Uf! Ahí está la cosa, tanta convivencia o te acerca a descubrir y apreciar lo que habías olvidado que sucedía en tu entorno o también puede llevar a Marisa y a Luis a descubrir esos monstruos que estaban ocultos y que se disimulaban por las separaciones temporales de ir al trabajo o múltiples actividades y eso es lo que en esta ocasión les sucedió…

Luis comenzó a darse cuenta que la mujer que él pensaba que tenía a su lado y que no hacía nada era en realidad un sin fin de actividades, se dio cuenta que Marisa no paraba de hacer labores domésticas, que estaba encima de los niños, las clases en línea, los trastes, la sacudida, la planchada y la cocinada, así que Luis mejor ya ni opinaba, era mejor meterse cada vez más en su trabajo en línea, poner toda su atención a los problemas mundiales y económicos que realmente a darse cuenta que no encuentra dónde caber en ese mundo de Marisa “tan ocupado”.

Así que Marisa comienza también a notar ese cambio, y los estragos de su múltiples actividades comienzan a pesarle y de pronto lo que ella alcanzar a ver es que es ella quien se encarga “de todo” y su esposo sólo está sumergido en su computadora, en sus juntas y quiere darle valor a eso que hace Luis y se auto convence con pensamientos cómo “pobre, lo tienen siempre ocupado, que presiones pasa, admito todo lo que hace…” y sí quizá si comienza Marisa a darse cuenta del esfuerzo de Luis pero a pesar de ello también el exceso que esta situación donde están todos en casa y el ambiente se torna un tanto “complicado” y son los sentimientos los que están a la orden de día, es a ella, a Marisa, a quien “le toca liderar con ello” y cómo Luis esta “ocupado”, aunque Marisa quiera valorar lo que hace, también se siente sola en esta batalla.

La soledad, si bien es un momento donde puedes conocerte y enfrentarte a esos moustrilios que llevas cargando, también es muy peligrosa, porque es en la soledad cuando comienzas a sentir necesidades y esas heridas ocultas salen y se ponen a flor de piel haciéndote creer que son las otras personas las que provocan que tú te sientas de esa manera.

Pues lo que estaban viviendo Luis y Marisa no era una pandemia que los había juntado en casa, en realidad fue una circunstancia que los arrastró sin preguntarles a tener y darse cuenta de su soledad acompañada, así es, Marisa y Luis llevaban tiempo luchando por mantener a su familia, por sacarla adelante y ahora que tienen en sus manos la oportunidad más preciada que es el tiempo y el espacio para compartir momentos maravillosos, hoy se encontraron con la certeza de su relación, dónde cada uno hace lo que se le presenta, resuelve y no se dan cuenta que cada día se arrastran más a esa “soledad acompañada”. Hasta que llega el día donde Luis explota, no puede más con esa carga, con esa actitud de su mujer que no valora lo que hace, que no está a su lado y que no reconoce su esfuerzo incluso de estar ahí junto a ella, se afronta a su perspectiva y a través de eso decide.

Luis llegó a su límite y lo único que quiere es encontrar nuevamente un espacio donde no sea continuamente llevado a la silla inquisidora o de juicio, un lugar donde le permitan descansar sin ser puesto a realizar actividades porque “tiene que formar un equipo y hacer limpieza o cocinar o cuidar a los hijos por obligación o porque le toca.“

¿Y Marisa? ¡Marisa! Ella solo siente la lejanía, se enfrenta a su incapacidad de retener a quien ella dice amar, ella se siente desvalorizada, defraudada y además está viendo cómo su sueño de la familia se le desvanece de las manos y a pasos agigantados. ¡Qué dolor!

AsÍ es cuando las parejas cada uno se va en busca de sus propias necesidades, cuando la libertad propia del ser humano se ve amenazada por quien dice amarnos, nuestro ser va a buscar cómo librarse de esas ataduras a pesar del dolor que causemos y que a veces no somos capaces de detectar.

Antes de seguir con Marisa y Luis, déjame contarte que todo ser humano, Marisa, Luis, tú o yo nacemos ya con una herida muy profunda en nuestro corazón y con una creencia que si no la detectamos, nos abre una y otra vez esa cicatriz que puede haberse curado con el tiempo o que simplemente por no saber de ella has aprendido a vivir con ella.

Cuando te encontrabas en el vientre materno, estabas en un ambiente ideal para tu desayuno y crecimiento, la temperatura y espacio era simplemente lo más maravilloso y especial; no tenias necesidades porque eran satisfechas de forma inmediata, incluso antes de que tu las sintieras.

En ese vientre, estabas segura, no notabas el cambio que estaba surgiendo día a día en ti, sin embargo cambiabas y algo muy importante ¡eras libre! Hasta un día donde tú cuerpo, tu corazón y todo tu ser decidió que ya era tiempo de buscar una independencia, que ya estabas lista para nacer, y quizá aún no estaban del todo maduros tus órganos para hacerlo por ti sola, sin embargo empujaste lo más fuerte que pudiste para salir de ese entorno y ahí en ese momento ¡PUM! Se creó en ti también una herida y creencia que quizá no habías notado hasta hoy…

Para poder comenzar una vida distinta tuviste que ABANDONAR un entorno seguro y diseñado para tu desarrollo y llegas a un lugar donde no conocías, donde todos tus órganos tienen que comenzar a funcionar por si mismos y para colmo ahora te hacen cosas que ni sabes que son pero que no te son del todo agradables y que no puedes expresarlo para que te entiendan. En ese momento se crea en ti una creencia de “tener que abandonar un lugar seguro para vivir de una forma independiente“ y además en tu corazón se queda tatuado algo que después puedes asociar a tus momentos de dolor, el abandono.

Esto es lo que Luis y Marisa comenzaron a sentir, ellos eligieron vivir en pareja, formar una familia, por años estuvieron en un ambiente ideal que estaba y fueron diseñando para ellos construir lo que pensaban era su sueño juntos y de pronto ¡PUM! Llega la hora en que les toca a cada uno demostrar sus capacidades para vivir en familia, en un horario extendido en cuanto a convivencia, sin escapatorias y que quizá aun no estaban listos para ello, sin embargo así como hay bebés que no logran continuar con su desarrollo afuera del vientre por nacer antes, también están los prematuros que se hacen niños muy fuertes y sanos y dispuestos a vencer adversidades en su vida.

Luis, por un momento elige ser de esos bebés que mejor se van o simplemente no llega en el momento esperado… Y resulta que a Marisa lo que le sucede es que no solo se le abre la herida sino que se le desgarra… Y esa soledad se vuelve un nuevo abandono en su corazón.

¿Te ha pasado así?

El sentirte abandonada, traicionada o no valorada es un dolor inmenso, y no solo porque esas expectativas que tenías se desvanecen sino porque esa herida que quizá ni sabías que existía en ti, se vuelve a abrir… Sin embargo ¿sabes qué significa?

Así cuando naciste, has llegado a un punto de no retorno, a un lugar que no conoces y que a pesar del cansancio o miedo que puedes sentir, es momento de poner a funcionar todas tus cualidades y fortalezas que te han sido dadas y que quizá tampoco sabías que existían en ti, como al nacer, no sabías que tenías un higado o unos pulmones o un corazón que además en un mismo segundo todos tuvieron que comenzar a utilizarlos de una manera que no sabías, pues así son esos momentos, que si son muy dolorosos, porque el ver alejarse o que no llegue cuando lo esperas la persona que tú elegiste amar, no es fácil y además duele, sin embargo identificar realmente que es lo que duele, es comenzar a sanar.

Así que Marisa, cuando Luis se aleja o no llega cuando lo espera, comienza a preocuparse, luego siente desesperación de querer controlar que Luis no se aleje o que regrese y luego… ¡Uf! Un dolor inmenso y quedarse ahí, lamentándose y en una crisis o también la posibilidad de transformar y mover sin moverse a través de su corazón de reina, de su corazón mediador y de su corazón amante que le fueron dados como mujer.

Cuando el dolor te invada, reconócelo, otórgale valor, que ese dolor tiene un mensaje muy profundo para ti, es quizá cómo cuando naciste, el abandono de una comodidad para descubrir una nueva manera de vivir y mantenerte a través del desarrollo de tus cualidades y fortalezas al lado de quienes tú eliges amar.

Y cómo a mi no me gusta sólo dejarlo en reflexión sino también me gusta decir por dónde comenzar a caminar, hazle cómo le hizo Marisa cuando se afrontó a un no de Luis… Comenzó a ayudarse y también a Luis a través de la rueda del amor, que puedes escuchar y así #vibrarenamor y dejar fuera la desesperación y aprender a sanar ese dolor (Click en la imagen https://youtu.be/qXdo9VRyKZQ)

Si sientes que el dolor te abruma, por esa salida de quien tú elegiste amar, ese abandono que sientes, comienza a conocer tus cualidades y fortalezas para promover un reencuentro como SI lo quieren…

El no es poderso porque cierra puertas, más el si es grandioso porque crea posibilidades.

¡Elige hoy a qué le dices no y a qué le dices si!

Si quieres comenzar a descubrir tu corazón y emprender con él, escríbeme que te puedo ayudar.

De corazón a corazón,

Karla Maldonado C.

nota: si sabes de alguien que vive lo que han vivido Marisa y Luis, ayuda a que encuentren cómo reencontrarse, reenvíales este artículo

Publicado por Karla Maldonado C

Creo en el amor, en la familia y me gusta ayudar a los demás. Soy hija, mujer, amiga, esposa y madre con mucho por hacer ;) y ser. Me apasiona aprender nuevas cosas, encontrar cada día el amor y vivir en plenitud. Sé que todos tenemos un corazón maravilloso y bondadoso que podemos elegir mostrar. Soy coach de la mujer y mediadora de la relación de pareja con maestría en consultoría familiar y no solo puedo sino quiero ayudarte a alcanzar los anhelos de tu corazón.

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