Karla Maldonado C

Si no quieres leer, puedes escucharlo

El Viernes Santo es un momento sagrado en la tradición cristiana que conmemora la crucifixión y muerte de Jesucristo. Aunque no crean en Jesús, este evento es el que marcó para la humanidad completa un antes y un después que todos reconocemos.

En este día, reflexionar sobre cómo Jesús enseñó la importancia de guardar silencio y escuchar el corazón puede ofrecer lecciones profundas sobre el significado del sacrificio y la conexión espiritual.

Durante su pasión y agonía en el Monte de los Olivos, antes de su arresto, Jesús se retiró para orar en soledad y aunque pidió a sus amigos que se mantuvieran despiertos ellos se durmieron, a veces así pasa que en el matrimonio uno duerme y otra ora.

Jesus, ese momento de profunda intimidad con Dios, experimentó una agitación emocional intensa, expresada en su famosa súplica: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Esta oración refleja una entrega total al plan divino, aun en medio del sufrimiento.

En su camino hacia el Calvario, Jesús mantuvo el silencio frente a las acusaciones y burlas de sus detractores. Su resistencia tranquila ante la adversidad enseña la importancia de la serenidad interior y la confianza en la voluntad de Dios, incluso en los momentos más difíciles.

Durante su crucifixión, Jesús pronunció siete breves declaraciones desde la cruz, incluyendo palabras de perdón, compasión y entrega final a Dios. Estas palabras, cargadas de significado espiritual, resuenan con una profunda sabiduría sobre el poder del silencio para transmitir verdades más allá de las palabras.

Para los cristianos, el Viernes Santo es una invitación a sumergirse en el silencio interior, reflexionando sobre el sacrificio de Jesús y su significado redentor.

En ese silencio, se encuentra la oportunidad de escuchar el corazón y abrirse a la presencia amorosa de Dios, encontrando consuelo y fortaleza en medio de las pruebas de la vida.

Jesus, con su ejemplo, nos recuerda que el silencio no es simplemente la ausencia de palabras, sino un espacio sagrado donde podemos encontrar la presencia de lo divino y escuchar la voz de nuestro corazón en sintonía con la voluntad de Dios.

En el ajetreo de la vida cotidiana, con sus agendas llenas y responsabilidades, a menudo olvidamos la importancia de reservar un momento para guardar silencio y escuchar nuestro propio corazón. ¿Cuándo fue la ultima vez que tú lo hiciste?

Este acto aparentemente simple puede tener un impacto profundo en nuestra salud mental, emocional y espiritual. Especialmente para las mamás y esposas que se dedican incansablemente al cuidado de sus familias, encontrar tiempo para el silencio puede parecer un lujo inalcanzable, pero en realidad, es una necesidad fundamental.

El silencio no implica simplemente la ausencia de ruido exterior, sino más bien la creación de un espacio interno de calma y quietud donde podemos sintonizar con nuestros pensamientos, emociones y deseos más profundos.

Al permitirnos ese espacio de tranquilidad, podemos escuchar las señales que emite nuestro corazón, guiándonos hacia lo que realmente importa en nuestras vidas.

Para una mamá y esposa que enfrenta las demandas constantes de su familia y hogar, encontrar tiempo para el silencio puede parecer un desafío abrumador. Sin embargo, es crucial recordar que cuidar de una misma no es un acto egoísta, sino una necesidad para poder cuidar efectivamente de los demás, es ponerte primero a ti la mascarilla de oxígeno para respirar y tener fuerzas para ayudar a los demás.

Aprender y respetar esos espacie silencio es fundamental, como lo que hizo Jesús durante todo su calvario y sufrimiento, que fue causado por quienes le tenían miedo y no comprendieron lo que les quizo transmitir.

Aquí hay algunas estrategias para incorporar el silencio en la vida diaria:

1. Establecer límites y prioridades: saber hacer una agenda de impacto y no que impacte. AQUÍ te digo cómo lograrlo
2. Practicar la atención plena: Incorporar prácticas como la meditación o la respiración consciente, puede ayudar a encontrar momentos de calma en medio del caos. Incluso unos pocos minutos de actualizarte antes de un encuentro con quienes amas cambiará la manera de relacionarte (escúchalo AQUÍ)
3. Crear rituales personales: Identificar actividades que fomenten la conexión contigo misma, ya sea leer, escribir en un diario, dar un paseo tranquilo o simplemente sentarse en silencio, y escuchar el ritmo de tu corazón latir
4. Buscar apoyo: No tengas miedo de pedir ayuda cuando sea necesario. Ya sea mediante la participación de otros miembros de la familia en las tareas domésticas o la búsqueda de cuidadores externos, es importante reconocer que no tienes que hacerlo todo sola, y enseñar que mamá también se cansa y sabe descansos va a educar en algo importante que es reconocerse y reconocer sus necesidades.
5. Recordar la importancia del autocuidado: Al cuidar de ti misma, no solo beneficias tu propio bienestar, sino que también estableces un ejemplo valioso para la familia sobre la importancia de escuchar y atender las necesidades personales.

Aprender a guardar silencio y escuchar el corazón no solo te beneficia individualmente, sino que también enriquece las relaciones familiares al fomentar una mayor comprensión, empatía y conexión emocional.

En medio de las demandas de la vida cotidiana, reservar tiempo para el silencio puede ser el regalo más preciado que una mamá y esposa puede darse a sí misma y a su familia.

Reconocer que es Dios quien nos lleva de la mano hacia nuestro más Alto Bien, hace que cada conexión con tu corazón puedas conectar con Quien lo ha creado.

Así que si en tu agenda diaria no ocupa tiempo el silencio es momento de ponerlos varias veces al día y verás que lo conviertes en un día que se vuelve tiempo de Dios y todo parece distinto porque encuentras esa fortaleza que no podrás explicó de donde te sale.

¡Date la oportunidad de sentir ese momento de verdadero silencio en la tempestad!

¡Gracias por ser parte de esta cadena de apoyo y crecimiento!